Patricia Godes: Por sorpresa, nos encontramos con un Dylan sereno, sabio y humilde. Lo primero que desconcierta de "Tempest" es lo mucho que ha envejecido la voz del Bardo.
El profeta de la juventud se ha convertido en un abuelo arrugado de voz cascada y gruñona que ya no necesita demostrar nada a nadie.
Tampoco a sí mismo. Hace lo que quiere y disfruta haciéndolo. Y, de un modo u otro, consigue contagiar al oyente.
Diego A. Manrrique.: El mismo sir Jagger soltaba la liebre: los Rolling Stones habían pasado una semana grabando en París. Para los fieles, un nuevo disco significa que habrá gira; el pundonor de los Stones exige editar material fresco antes de salir a la carretera, para alejar el fantasma de que viven de la nostalgia por tiempos (evidentemente) mejores. Un interesante subtexto: los Rolling Stones siguen funcionando como nómadas fiscales. Para evitar pagar impuestos en Reino Unido o en Estados Unidos establecen sus domicilios oficiales en latitudes menos exigentes.